Todos los estudios apuntan a que el contacto físico entre madre e hijo debe empezar lo antes posible después del parto. Además, el contacto ocular debería producirse justo después del parto si es posible. Casi todos los expertos en desarrollo infantil decían antes que los bebés no podían ver bien hasta que sus ojos eran capaces de enfocar, pero los bebés pueden distinguir formas y perfiles. El bebé reconocerá la forma y el contorno de su cara a las 36 horas. Los estudios han demostrado que el bebé busca sus ojos y se concentra en ellos en cuanto los encuentra. Además, los bebés pueden hacerlo a las pocas horas de nacer.
Se ha demostrado que las madres que entran en contacto ocular con sus bebés y siguen haciéndolo, sobre todo a la hora de las primeras comidas, cuando están cara a cara con el bebé y le miran a los ojos, serán con más probabilidad comprensivas y empáticas. Estas madres tienden a resolver los problemas con calma y con discusiones lógicas.
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